Jacques - Émile Blanche

Descripción

La primera monografía publicada dedicada a la obra de Jacques-Emile Blanche. 'Dentro de cincuenta años, mis retratos de una gran cantidad de hombres de letras que fueron mis amigos estarán expuestos en museos y galerías; el pintor de estos retratos, por su parte, no habrá dejado ni una sola huella en ningún libro publicado en su tiempo. Soy quizás el único artista de mi época del que no existe ni la más mínima monografía, ni siquiera una entrada en Larousse. Cuando escribió este lamento profético en 1921, Jacques-Emile Blanche difícilmente podría haber adivinado que, de hecho, pasaría casi un siglo antes de la publicación de una monografía dedicada a sus pinturas. Sin embargo, la obra de este artista que se codeaba con 'le tout Paris' de la Belle Epoque -amigo de Marcel Proust y André Gide- entre muchos otros, y que se sentía igualmente a gusto en la sociedad londinense eduardiana mundial y en las fiestas campestres inglesas, nunca ha perdido su popularidad. ¿Por qué Blanche estuvo tanto tiempo relegada a un limbo artístico? ¿Ha sido simplemente víctima de sus propios regalos lujosos? Blanche no fue simplemente un pintor célebre en su propia vida, sino también un músico de nivel profesional, que tocaba el piano 'divinamente' y podía leer las partituras más complejas; autor de más de cuarenta libros publicados; y prolífico periodista y comentarista de la prensa parisina. Esta plétora de talentos le granjeó una reputación de diletante en todos los campos: los pintores contemporáneos lo acusaron de ser un escritor que también pintaba mal, mientras que los escritores lo desestimaron como un pintor demasiado listo con su pluma. Su talento también expuso a Blanche a duras críticas no solo de los críticos de arte, sino también de sus compañeros artistas e incluso amigos, quienes lo acusaron de ser un aprendiz de todo, de vivir una vida de ociosidad gracias a su importante vida privada. ingresos (una acusación que no solía hacerse contra Manet o Degas), de ser demasiado inteligente para su propio bien y, lo peor de todo, de estar demasiado "a la moda". Sin embargo, ya en 1880, cuando solo tenía diecinueve años, Blanche había decidido que la pintura era su verdadero oficio. No menos de 1500 de sus obras que han sido documentadas desde 1987, dando testimonio no solo de su dedicación sino también de su pasión por el arte durante toda su vida. Cuando el Museo de Rouen montó una exposición de la obra de Blanche en 1997 (la primera desde la Segunda Guerra Mundial), el catálogo se agotó en cuestión de semanas. Este libro, la primera monografía de su obra que se publica, será esperado con impaciencia no sólo por el público que muestra tanto entusiasmo por sus pinturas, sino también por los coleccionistas privados y las numerosas galerías de arte y museos que poseen muestras de su obra. También demostrará hasta qué punto Jacques-Emile Blanche debe ser considerado, junto con Helleu y Boldini, entre las filas de los grandes artistas de la Belle Epoque y los años de entreguerras".